Esta frase es totalmente cierta, y para quien pueda tener dudas este artículo servirá para demostrarlo.
Este está siendo un año de transición tanto personal como del proyecto. Y en este contexto he abandonado el ritmo habitual de trabajo en la finca, esta primavera ha hecho muy mal tiempo y he subido poco a trabajarla. Lo que me ha permitido observar el increíble avance de la naturaleza en recuperar el terreno si no mantienes el esfuerzo.
Aunque en permacultura se trate de cultivar especies plurianuales y perennes que minimicen los trabajos, lo cierto es que sigue habiendo bastante trabajo de mantenimiento. En el clima templado en el que me encuentro la hierba crece con mucha facilidad y gran parte de ese mantenimiento se basa en tenerla a raya. Este año hemos tenido una primavera muy lluviosa que ha provocado un crecimiento aun mas brutal de la hierba y la vegetación, ahogando casi literalmente todo lo que ido poniendo a lo largo de estos años.
Como primer ejemplo ver esta foto, es la entrada de la finca. Al fondo está mi coche. Aquí hay un camino de 3m de ancho, de piedra.